No te rindas ante el oscuro miedo,
ante los vientos fuertes de la tormenta,
ante los caudales llenos de azules fuegos,
ante los blancos rayos que el dolor argenta.
Ante las espinas crueles que la mente inventa,
no te rindas ante el eterno llanto,
aunque la sombra a espaldas de ti comenta,
aunque tu alma llore y te duela tanto,
No te rindas ante las crueles risas.
Ante las nubes grises del desencanto,
ilumina al mundo con tu sonrisa.
La alegrΓa caerΓ‘ brillante en la brisa,
y mojarΓ‘ cada gota el encanto del ser.
El amor nacerΓ‘ alegre en cenizas
de aquello que en tiempos te hizo temer.
Vuelve a soΓ±ar y empieza a correr,
que el sol te ilumina y aΓΊn tienes vida,
ni te rindas ante un falso querer,
ante la posible verdad de que no haya salida.
Es hora de retomar el vuelo y renacer en rima,
pues la soledad no existe en tu dulce reino,
de ti depende llegar a la cima,
porque Dios te ama, porque yo te quiero
Ψ₯Ψ±Ψ³Ψ§Ω ΨͺΨΉΩΩΩ